Humanista

Pareja Quero (Basiliso y Petra). A.Ruiz Vernacci

El humanismo es una de las fases más importantes que destaco en la personalidad del cronista, quizá por mi relación familiar, quizá por la transcendencia personal. Las facetas que incluiré en esta perspectiva son: etnología (tradiciones, costumbres, religión), sociedad y política.

El alimento y caldo de cultivo lo encontraba en tantas actividades culturales entre las que los viajes, visitas a museos/archivos, teatro, música (conciertos, óperas, musicales), cine y congresos encontraban fugaces evasiones del pensamiento y del alma. Me atrevo pues a comentar algunas de sus actividades más cercanas y predilectas como el Festival de Teatro Clásico de Almagro, o el Ciclo de Polifonía Religiosa de San Clemente,

Analizamos a continuación cada uno de los apartados:

Etnología: fueron estos aspectos su primera incursión en la historia de su pueblo, lo haría a través de leyendas, tradiciones, costumbres y advocaciones religiosas.

El primer documento que recupera e interesa de un antepasado, sobre los ancestros quereños, serían unas "Coplas de la Vida, Pasión y Muerte de Cristo" realizadas por Basiliso Castellanos Muñoz, datadas a 9 de noviembre de 1876. Después sus investigaciones de la rondalla le llevarían al evento de un grupo de quereños que asistirán a las bodas del rey Alfonso XII en enero de 1878, representando junto a la población de Lagartera a la provincia de Toledo en cuanto a la vestimenta o traje regional autóctono. El hallazgo se completaría con las fotos del archivo Ruiz Vernacci (Fototeca del Patrimonio Histórico) dónde Alfonso identificaba a Basiliso junto a su nuera Petra López-Bustos y el periódico La Época que narraba los hechos.

Será inagotable el estudio de las advocaciones marianas en el municipio desde las leyendas prerromanas hacia deidades relacionadas con el agua hasta el inicio, construcción y ermita de la Virgen de las Nieves. en el camino una talla de pedernal perdida en tiempos del siglo XVII como Virgen de la Antigua y recuperada posteriormente para perderse en tiempos de la Guerra Civil en el Siglo XX. Sería la de Las Nieves la que cubriera la falta de la talla de pedernal, erigiéndose su ermita en torno a 1648, hasta la actualidad.

Reproduzco aquí uno de sus primeros escritos (1983, programa de festejos) sobre la tradición mariana de Las Nieves en Quero y su Ermita:

"Hablar de nuestra Virgen de las Nieves, sobre todo con ocasión de las fiestas en su honor, es algo íntimo y sentimental de todo quereño; cada uno la vive y lleva a su manera, según su propio carácter. Pero aquí, que vamos a intentar es rememorar una faceta más, ignorada, de nuestra tradicional Virgen y su entorno; se trata de su remoto pasado histórico, su importancia social en Quero y el edificio donde se encuentra.

¿Por qué tanta devoción a las Nieves, y no a otra Virgen o Santo?, ¿por qué la ermita tiene que estar situada en lo alto de las peñas, en ese lugar preciso; y un tanto a desmano del casco urbano? y ¿por qué semejante edificio, con una mayor riqueza arquitectónica y artesanal que el resto de las ermitas habidas en el pueblo? Habría que remontarnos muy atrás en el tiempo para poder ofrecer una justificación a todo este fenómeno sociológico, tan poco investigado y perdido en la memoria colectiva (recurrirá después a los archivos nacionales y de procesos inquisitoriales donde hallará mejores respuestas). 

Pero hagamos un esfuerzo y miremos al medievo, Quero, ya realidad milenaria en este período, tiene una situación concreta en estos tiempos, que justificará la de la ermita; y esta va a ser el preciso lugar de las Nieves. Sí, los saqueos e inseguridad de las invasiones bárbaras (siglo V) van a llevar a nuestros antepasados a buscar refugio en tales altos y, donde habitarán hasta el siglo XIV, aproximadamente, en que bajen definitivamente al repoblado lugar que hoy ocupa nuestro casco urbano. Será en la mitad segunda del siglo XII cuando ocurra un hecho de singular trascendencia para Quero. Es la reconquista cristiana del poblado y la reinstauración del culto cristiano, al amparo de la Virgen de las Nieves (primero será Santa María de la Encina o de la Antigua). Tal consagración se hace con el ritual iniciativo y misterio, propio de tan importante ceremonia y de aquellos tiempos, y cuyo tradicional recuerdo popular ha sido la leyenda de su aparición. Siendo lo normal que el culto se reinstaure donde existía el pueblo, y donde además era lugar sagrado desde los tiempos visigóticos y mozárabes. Por tanto, la Virgen, bajo la pura advocación de las Nieves es proclamada, a mediados del siglo XII (dicha advocación no será hallada realmente hasta el XVI), en el sitio que hoy sigue ocupando; adjunto al viejo pueblo y como su primitivo oratorio-parroquia (El hecho es que solo se encuentra el humilladero en la entrada del camino de Villacañas). Comienza así la andadura de Quero, bajo el amparo y patronazgo de la Virgen (pero sería Santa María de la Antigua o de La Encina). Los nuevos tiempos y una repoblación del siglo XIII, harán que la población nueva se asiente en el actual casco, abandonándose posteriormente la zona alta de la ermita. Tras el traslado, quedará solitario el pequeño oratorio, pero el lazo espiritual con la Virgen seguirá vivo en el alma quereña; con tan renovada fuerza que en el siglo XVI se reemplazará por una nueva ermita (no será hasta mediados del XVII, situando ahí el milagro definitivo sobre esta advocación), siguiendo las nuevas líneas renacentistas que corren por estos tiempos. Siendo esta estructura la que ha llegado, con algunas reformas, al siglo XX.
Pedernal quereño que recuerda Virgen con Niño

La devoción, lejos de perderse por la pequeña distancia material, se renovará cada época y así el santuario recibirá nuevas y nuevas muestras artesanales de agradecimiento. Valorando, aparte de la citada nueva arquitectura renacentista, las magníficas tallas de madera de la balaustrada del coro y demás caneciIlos del techo, junto con la otra baranda de mármol del altar. Siendo otros importantes presentes la carroza, joyas y vestuario de la imagen, mobiliario y exvotos diversos. Así, podríamos seguir valorando toda una riqueza material, cultural y espiritual de una tradicción mariana, que renació al Quero de la reconquista y ha sido testigo de honar de su historia, contribuyendo a moldear su sociología y sentir religioso, haciendo que cualquier quereño lleve inconscientemente este sello de devoción, y en momentos difíciles (como los vividos en sus orígenes) surja en su corazón esa renovada petición protectora, que tanto nos ha proporcionado a lo largo de los siglos, que le lleva a decir: iAYUDAME VIRGEN DE LAS NIEVES!"

Nota: En cursiva algunos de los hallazgos posteriores que perfilaron sus investigaciones en el culto mariano de Quero.

También le cautivaron leyendas como la de la maravillosa piedra, de tipo mariano vinculada a Nuestra Señora del Pedernal (de la Antigua) o la tan antigua de la Peña de la Mora, que presentaba un lugar de aguas subterráneas sacralizado quizá por ello desde muy antiguo. Recordémoslas por él escritas:

La Piedra maravillosa (versión de Doña Simona Hernando, 1920): "un vecino de este pueblo fue cierto día a por una carga de leña al campo y para equilibrarla, durante el transporte, tomó una piedra que yacía en las proximidades del lugar donde recogió la leña. Con la piedra y la carga de leña regresó a su casa, y no sabiendo qué hacer con aquel pedrusco lo colocó en el hogar, para que sirviera de sostén a los pucheros a manera de seso. A los pocos días la mujer de aquel vecino arrojó la citada piedra a la calle, pero al poco tiempo vio con sorpresa que la piedra de nuevo estaba en la cocina. Parece ser que cuantas veces la tiró a la calle volvió a ocurrir lo mismo. Esto acarreo disgustos entre marido y mujer por creerse ésta defraudada o burlada por aquel. Pero al fin, un día aquella piedra maravillosa que permaneció junto al fuego de la cocina se rompió en muchos pedazos, por el exceso de calor recibido, y en su lugar apareció una imagen de la Virgen con el Niño Jesús en los brazos".
La Peña de la Mora: "En el interior de la peña hay un tesoro guardado por una mora muy bella, y para encontrarlo es necesario soñar con él durante tres noches seguidas"


Sociología: el estudio de la sociedad a través del tiempo para la villa y comarca representan uno de los objetivos de análisis del Cronista. Siempre desde la perspectiva de la tradición, pero también desde otras facetas como la de la salubridad. En este artículo revela un estudio socio-sanitario de los siglos XVIII y XIX, recordemos la amplia formación en medicina del cronista y su interés en las enfermedades que recorrieron el pueblo.

Los primeros datos sanitarios de la población de Quero los encontró Alfonso en relaciones del siglo XVIII.
  • 1777: En las tasas de mortandad aparece una cifra elevada de 92 fallecidos, con importante incidencia en 1a población infantil que se ve afectada especialmente en los meses de Agosto y Septiembre. Hay que pensar en 1a existencia de alguna enfermedad infecciosa del verano como causa de esta mortandad infantil, fenómeno que veremos repetirse hasta bien entrado el siglo XX.
  • 1783: Año de 52 defunciones, de ellas 40 infantiles. La enfermedad más frecuente será va fiebre terciana, desconocida hasta entonces (según manifiestan los vecinos), como consecuencia de las humedades y la proliferación de mosquitos. Otras son los tabardillos simples (tifoideas), curados con sangrías simples.
  • 1805: Hay una elevada mortandad (85 defunciones), llegándose a enterrar en la ermita de la Virgen de las Nieves ante la falta de capacidad del Camposanto. Algún tipo de epidemia debió ser la causante de la misma, un fenómeno frecuente que iremos observando hasta la segunda mitad del siglo XX en que remiten las enfermedades infecciosas.
  • 1809: Con una mortandad de 26 individuos y un hecho curioso, el predominio de defunciones femeninas (18 mujeres, 4 varones y 4 párvulos), que se repetirá en 1810. A esta causa no es ajena la miseria que ha producido la guerra de la Independencia, con muertes de necesidad, y la obligada ausencia de los hombres que se encontraban en filas.
  • 1823: Nuevamente notamos una fuerte mortandad de párvulos, 26 en un total de 33 defunciones, con incidencia importante en los meses de Junio-Julio.
  • 1838: Es e1 primer año en el que constan algunas causas de defunciones y que por tanto nos facilita el estudio de las enfermedades que aquejaban a la población. Aparecen las siguientes causas: Miseria o necesidad, Demencia, Dolor cólico, Viruelas, Calenturas pútridas, Tercianas, Tifus (tabardillo).
  • 1839. Causas: miseria o necesidad, diarrea, tercianas, hidropesia, inflamación, tifus (tabardillo).
  • 1840. Causas: Miseria, apoplejía. Las muertes por miseria en estos años es una constante que tiene como inmediato origen a la guerra carlista, que cobra una considerable virulencia en nuestro pueblo.
  • 1844: Hay 44 defunciones, 30 de ellas en infantiles. Los motivos: Viruelas, corrupción de humores, tisis, hidropesía tumoral, afección pulmonar, hemoptisis pulmonar.
  • 1845: Hay un total de 27 defunciones que suponen una tasa general de mortandad respecto de la población del 3,28%. Entre las causas de muerte sólo se especifica un caso como afección de pecho. Madoz nos da otra serie de detalles respecto a la salud pública: Hace referencia a la existencia de enfermedades cutáneas, venéreas y reumáticas que se tratan con las aguas de la laguna del Taray. Abundancia de aguas potables de excelente calidad en pozos. Respecto de las viviendas menciona 200 habitables y muchas en ruinas por la guerra carlista.
  • 1854: Observamos una elevada tasa de mortandad (84 individuos) y una alta tasa infantil.
  • 1850-1860: En esta década aparecen como motivos más frecuentes de fallecimiento las enfermedades: Disentería, disolución humoral, ataque apopléjico, apoplejia cerebral, calentura intermitente maligna, viruelas, tabardillos (tifoideas), cólera (1860 fue año de epidemia), metroperitonitis puerperal, pulmonías (muy frecuentes).
  • 1869: 29 defunciones, todas de adultos. Entre las causas solo se menciona alguna por tifoideas.
  • 1874: De un total de 59 defunciones, 30 corresponden a individuos infantiles.
  • 1882: Hay un total de 56 muertos, con numerosos párvulos. Como causas: Respiratorias: tisis, ataque pulmonar, laringitis, úlcera gangrenosa en garganta, pleuropulmonía, pleuresia. 25,71% de mortandad total. Intestinales: tifoideas, inflamación intestinal, enterorrea, enteritis, enterocolitis, disentería, 37,14%.  Viruelas 14,28%. Raquitismo, 5,7%. AVC (apoplejía cerebral), 8,57%. Otras, 8,57%. La edad media de vida es de 42,6 años. En cuanto a la incidencia principal de enfermedades por edad, tenemos: Infantil: enteritis y disentería. Juvenil: viruelas, parto y tisis. Adulta: Ataque pulmonar, tisis y disentería. Vejez: apoplejía cerebral, inflamación intestinal, fiebre senil, lesión cardíaca y enfermedad senil. 
  • 1885: Año siniestro por la recordada epidemia de cólera que segó entre los meses de Julio y Octubre 72 vidas del total de 122 que desaparecieron en el trascurso del año, incluyendo una alta tasa de mortandad infantil.
  • 1880-1899: Durante estos años aparecen los siguientes motivos de fallecimiento:  Pleuropulmonia, bronquitis capilar, catarro pulmonar, neumonía, bronquitis crónica, catarro senil, asma esencial, tuberculosis, fiebre gripal, catarro bronquial, etc. Enterocolitis, tabes mesentérica, tifus, catarro intestinal, enteritis, enterorrea, diarrea infantil, gastroenteritis y úlcera estomacal. Nefritis, pelagra, cáncer de matriz, viruelas, metrorragia, meningitis, peritonitis, demencia, lesiones cardíacas, tabes, hígado, sarampión, parto, tifus, garrotillo (difteria), cáncer rectal...
  • 1896: Hay un total de 70 defunciones, con numerosos párvulos. Sus porcentajes: Respiratorias: 50%, aparato digestivo: 11,76%, sarampión: 11,76%, renales: 5,8%, viruelas: 5,5%, neoplasias: 5,8%, meningitis: 2,9%, otras: 5,8 %. La edad media de vida supone: 50,7 años. Las incidencias principales en cuanto a la edad son: Infantil: sarampión, bronquitis capilar, catarro intestinal. Juvenil: tifoideas y viruelas. Adultas: cáncer, bronco-neumonías y gripe. Vejez: catarros seniles, miocarditis, pielonefritis, uremia y neopatias.
  • 1899: Año de la intoxicación del plomo de triste recuerdo para la población. La historia comienza cuando familias enteras enferman e incluso mueren de forma rápida y causas desconocidas. la sintomatología (anemia, dolores violentos de vientre, cefaleas, diarreas, parálisis periféricas, oftalmoplejias y el ribete de Burton) pondrá de manifiesto a los médicos la procedencia original: una sobredosis en la ingestión de plomo. Se investigan los diversos alimentos y por fin se da con el vehículo, resultando ser el pan elaborado con harina de uno de los molinos cuya piedra se había restaurado con plomo, el cual se desprendía en la molienda. Las secuelas son: 22 muertos, entre el 2 de Julio y el 6 de Diciembre, afectando principalmente a niños menores de 5 años, y a miembros de la misma familia. Y otro número de vivos que quedaron con lesiones para el resto de sus vidas. El total de defunciones del año supusieron 71, con la distribución: Respiratorias: 33,8%, saturnismo: 30,98%, diarreas: 11, 26%, otras: 23,94%.
Resumiendo lo visto hasta el inicio del siglo XX podemos llegar a una serie de conclusiones:
  • Las elevadas cifras de mortandad infantil, estando a merced de procesos respiratorios e infecciosos invernales o de los digestivo-infecciosos estivales.
  • Frecuentes epidemias por variadas causas: cólera, tercianas, viruelas, tifoideas, sarampión, respiratorias e intestinales. Poniendo a la población adulta e infantil, en un estado constante de desprotección frente a enfermedades que subían o bajaban las cifras anuales de mortandad, según las favorables o desfavorables condiciones ambientales.
  • Dentro del cuadro de enfermedades los más altos porcentajes corresponderán a los procesos respiratorios y del aparato digestivo. Fenómeno normal si consideramos nuestra cruda climatología, los malos hábitos higiénicos y de alimentación para la época, así como una pobre calidad de vida.
  • Mención de patologías especificas del ambiente local: tercianas producidas por las tradicionales zonas húmedas de Quero, no olvidemos que la población se sitúa al lado de charcas estacionales como la laguna Grande y el Salobrar, causantes de la insalubridad de que se acusaba el lugar, por las gentes que tenían que venir a repoblarlo en el Medioevo; procesos reumáticos, por semejante motivo que el anterior; y cutáneos.
  • Baja esperanza de vida entre los 40 y 50 años.
  • Muertes por miseria y pobreza en años difíciles como serían los de guerra (Independencia y carlista) y posguerra.
  • El escaso avance de la medicina no podrá evitar algunas muertes por parto en mujeres. Los diagnósticos de procesos serán bastante generales y superficiales, al igual que los tratamientos basados muchas veces en viejas teorías de humores y supersticiones. Una excepción supondrá los finales del siglo XIX, con una mayor precisión científica en los diagnósticos.
Sobre el SANITARIO
La sanidad local estaba a cargo de un médico del que mencionaremos las características de su contrato en 1864. La plaza de 2ª para población de 400 vecinos (1646 habitantes) la había dejado vacante el Dr. Eulogio Claramunt, saliendo convocada nuevamente con una asignación de 3000 reales anuales, pagados trimestralmente del presupuesto municipal, y con la obligación de atender a 150 familias pobres. Además percibía otros 6000 reales anuales, cobrados por los 20 mayores contribuyentes locales por igualas que harán efectivas al médico. Además de las condiciones anteriores se exceptuaban los servicios causados por golpes y enfermedad sifilítica, que cobraría el facultativo. Podía tener derecho a licencia de 2-4 meses al año, por enfermedad, debiendo dejar otro interino. Siendo el contrato anual, con obligación del médico de comunicar con dos meses de antelación la rescisión del mismo. En 1865 cubrió la plaza el Dr. Pedro Mayor y Selle, licenciado en medicina y cirugía. 
 Algunas ORDENANZAS SANITARIAS, Ordenanzas de Buen Gobierno de 1875, relativos a política sanitaria local:
  • No se podrán dejar en los caminos, ni en sus inmediaciones basuras, ni animales muertos, pues además de obstruir el paso perjudican con sus emanaciones y hace comprometido e1 tránsito para las personas y caballerías.
  • Se prohíbe como contrario a la seguridad del transito y vía pública, que haya poyos, ni ninguna otra cosa que pueda entorpecer el paso en las calles públicas.
  • Igualmente se prohíbe que bajo pretexto de hacer lavados, salgan a las calles públicas a verificarlo, vertiendo después las lejías o aguas sucias que tanto perjudican al vecindario; así como también se prohíbe que dichas lejías y aguas sucias salgan a la calle por medio de los llamados.
  • Los estercoleros o basuras que se saquen a las calles no podrán tenerse en ellas más tiempo que el necesario para poderlas conducir al sitio que las destinen.
  • Las faltas cometidas en el cumplimiento de las anteriores disposiciones, a excepción de las que deben pasar al Sr. Gobernador Civil o Juez Municipal, serán castigadas con la multa de dos a cinco pesetas.
Interesa subrayar como al realizar las crónicas Alfonso siempre permanece atento a cuantos sucesos o eventos sociales puedan explicar los modos de vidas de las gentes de esta comarca manchega, son así muy interesantes algunos sucesos acaecidos a fines del XVIII en contra de determinados privilegios de las clases altas en los enterramientos, se trata del motín de las mujeres, en el que un grupo de quereñas lograrían evitar este privilegio de enterramiento bajo suelo sacro en diciembre de 1787. Otro capítulo interesante serían los procesos inquisitoriales de los que extraería valiosas conclusiones sobre tradiciones, costumbres, religiones y modos de vida.


Memoria 1988-1991
Política: el trabajo individual para el interés común fue una de las facetas incluso profesionales de la vida de Alfonso, en 1988-1991 sería representante público en la Corporación local, como concejal de Cultura y de la sección económica y presupuestaria. En dicha memoria se da cuenta, a pesar de suponer un suspiro en la historia, como norma saludable y democrática, de las inversiones y principales actuaciones. Son destacables las inversiones en alquitranado y acerado de calles, la ejecución de la travesía, mejoras y acondicionamiento de la Plaza de la Iglesia, ampliación del cementerio, caminos, mejoras de saneamiento, obras en el colegio público, Conclusión y apertura de la Casa de la Cultura y piscina, mejoras en el hogar del jubilado y ejecución de la Biblioteca.

Se da cuenta además de dos situaciones: la actuación frente a las graves inundaciones del otoño de 1988 y a la dotación del escudo municipal.

Extracto del Informe  sobre el escudo heráldico de Quero auspiciado por Alfonso Ruiz Castellanos:

HECHOS MAS SOBRESALIENTES Y SIMBOLOGÍA: Después de conocer la síntesis histórica anterior podemos establecer como hechos notorios, la convergencia de los factores geográficos como las lagunas y de comunicación, la vía romana, que facilitaron el asentamiento sucesivo a través de la Historia. La jurisdicción de la Orden de San Juan que desde el siglo XII al XIX estuvo presente de forma continuada en la vida social y económica de Quero, es otro capítulo con especial interés a tener en cuenta. Por último la dedicación al cultivo de la vid y a sus procesos y cuya representación simbólica ha sido elegida en ocasiones para representar el trabajo y laboriosidad del pueblo, también ha de tenerse en consideración.

En vista de lo que antecede la conclusión es que la villa de Quero no ha usado ni posee oficialmente escudo municipal propio por lo que se procedió a su creación conforme a la normativa legal.

EXPLICACIÓN DE LA SIMBOLOGÍA Y ORDENAMIENTO DEL ESCUDO: Para representar el camino o vía romana que cruza el término municipal y a las lagunas como factores primitivos de asentamientos humanos en Quero se han elegido una faja para el primero y ondas para el segundo. La Orden de San Juan queda representada por su Cruz y el campo del escudo, y el trabajo de sus habitantes por unos racimos de uvas. Quedando pues el escudo que se propone como sigue: Escudo español, en gules, una cruz de S. Juan de plata acompañada de dos racimos de uvas de oro, sobre una faja de plata en situación de bajada y en punta ondas de azur y plata. Al timbre corona real cerrada.

(Toledo, 2 de Mayo de 1989 Fdo: Buenauentura Leblic Garcia, Ruiz Castellanos).

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